viernes, 6 de julio de 2018

LA INTELIGENCIA Y EL NEUROAPRENDIZAJE


Por Rosana Fernández Coto, Directora de Asociación de Neuroaprendizaje Cognitivo 
A menos que haya algún trastorno psicológico y/o físico, aprender es uno de los procesos naturales de nuestro cerebro. Sin embargo, todos los cerebros son únicos y, en consecuencia, todos aprendemos de distinta manera. La escolaridad tradicional favorece sólo algunos estilos de aprendizaje y descuida otros, lo que provoca que aquellos estudiantes cuyos estilos de aprendizaje naturales no ‘encajan’ con la educación propuesta, se sientan frustrados y hasta llegan a pensar que no son inteligentes.

Según HOWARD GARDNER, "ser inteligente consiste en poseer un conjunto de habilidades que nos permiten crear productos o responder a desafíos.” Al hablar sobre ese ‘conjunto de habilidades’ GARDNER hacía referencia a las Inteligencias Múltiples, es decir, las inteligencias lingüística, lógica, musical, kinestésica, espacial, naturalista, intrapersonal e interpersonal.

A esto debemos agregarle los distintos Canales de Representación Sensorial (Visual, Auditivo y Kinestésico) y las formas de pensamiento para resolver desafíos que son el Pensamiento Vertical o Convergente, que es secuencial, lineal, analítico, y el Pensamiento Lateral o Divergente, que es holístico, global, sintético, creativo.

Si nos ubicamos nuevamente en lo que la Educación Tradicional favorece, nos encontraremos que las habilidades más explotadas son:

  • En cuanto a las Inteligencias Múltiples: la lingüística y la lógica.
  • En cuanto a los canales de representación sensorial: el visual y el auditivo.
  • En cuanto a la Forma de pensamiento: el convergente o vertical.
En este sentido, se descuida a todas las otras inteligencias, entre las cuales se encuentra la inteligencia emocional, al canal kinestésico y al desarrollo del pensamiento lateral o divergente.

Durante la segunda mitad del Siglo XX, la psicología académica estuvo dominada por el Conductivismo (Skinner, Watson), que proclamaba que sólo el comportamiento que se podía observar objetivamente era el que podía ser estudiado científicamente. Durante los '60s, hubo una revolución cognitiva y la psicología se focalizó en cómo la mente registraba y guardaba la información, y en la naturaleza de la inteligencia, pero el análisis de las emociones parecía aún fuera del alcance científico.

El concepto de inteligencia ha cambiado radicalmente en los últimos años y mucho se les debe a los avances tecnológicos que nos permitan conocer cómo funciona nuestro cerebro.

Veamos cómo han cambiado algunos conceptos relacionados con la inteligencia, el proceso de enseñanza aprendizaje y la evaluación.



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